Adios Juan...
Joder, pues que poco ha durado.
Llego a clase esta mañana.. y está ahí panzarriba, to quieto...
Le muevo, le toco, pero nada. Totalmente inerte.
Dudo. ¿Lo escondo? ¿Les digo que ha vuelto a la clase de 5?
Al final pienso que deben saberlo. Hay que aprender a afrontar la muerte como parte de la vida, no? Pues ala, ahí lo dejo, y que pregunten...
Llegan y se lo cuento... "estaba muy enfermo..., nosotros le hemos cuidado mucho pero...."
Tras muchos "pobre Juan", "¿podemos tocarle?"... les pregunto:
¿Y ahora que hacemos?
Respuestas sin desperdicio:
Sergio: Llamar al médico.
Lucía H. : No, al médico no, al veterinario.
Yo: Pero cuando ya está muerto, el médico no lo puede curar, ya no se puede hacer nada por salvarle.
Pedro: Pues le metemos un palo en la barriga y soplamos y así se hincha y se hace gordo, gordo, gordo y al final explota (y se parte la caja...)
Iván: Pues hay que enterrarle.
Elisa: ¿¿Y porque no lo tiramos al mar?? Así se encuentra con sus papás y ellos lo entierran
Aqui surge el debate: agua salada, mar, agua dulce, al río...
Conclusión: Yo me encargo de darle un entierro digno en un rio (es decir, a la basura va, o será mejor por la baza??? no se...)